Mi nombre es Bárbara y os cuento nuestra historia.  

 

Silvia y yo, somos dos viejas amigas que nos reencontramos después de muchos años y de recorrer caminos diferentes por este viaje que se llama vida. El reencuentro se produjo precisamente por una piedra (gran piedra, más bien) en mi camino: me habían diagnosticado un cáncer de mama, y estaba en pleno tratamiento de quimioterapia, al que le seguirían sesiones de radioterapia y hormonoterapia.

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Durante ese verano, aún con sesiones de quimio, hablamos de cómo vivía el proceso de dejar la maldita piedra detrás, de cómo estaba afrontando el nuevo camino que se abría ante mí, de sentimientos, emociones y sensaciones, de cómo estaba adaptándome a la nueva situación junto a mis hijos, familia y entorno… Hubo risas (siempre nos hemos reído mucho juntas y eso no iba a cambiar), pero también lágrimas (para qué negarlo: el miedo y la incertidumbre son difíciles de gestionar).

En nuestras horas de conversación siempre se entremezclaban muchos temas (la vida y sus complejidades, ya sabéis), pero era incuestionable la esperanza: el tren de la vida sigue su ritmo y yo no me iba a quedar en el andén como mera observadora. Quería continuar subida a él para no perderme nada. 

En uno de esos momentos en los que me quité el turbante en casa por el calor, manifesté lo difícil que era encontrar uno a mi medida, que fuera bonito y fácil de poner, con una estética joven, que pudiera mantener mi esencia, porque, a pesar de la debilidad, la falta de pelo y los cambios físicos, quería seguir siendo Yo: coqueta, alegre, sensible y luchadora. ¡Y todo esto de forma asequible al bolsillo, sin abusos! 

Nuestras miradas se cruzaron, se reactivó esa complicidad que ni los años ni la distancia habían conseguido diluir y….  entre la pasión de Silvia, que es la creación e innovación de tejidos y prendas de vestir, y la mía por la administración junto a mis primeros pinitos en las redes sociales, decidimos crear una marca artesana de gorros y turbantes oncológicos jóvenes, frescos, sensibles, vivos y asequibles. 

 

Así nació ALAQUECA SWEET.

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